jueves, 19 de noviembre de 2009

Comentario V / Prólogo de R. Fuentes Quintana en TEORÍA BÁSICA DE LA HACIENDA PÚBLICA.


El modelo castizo contaba con tres principios dogmáticamente defendidos desde su aparición en la escena española:

1) El cierre del mercado nacional a la competencia extranjera, mediante el tupido cedazo de los elevados derechos de un arancel protector, sustituido más tarde por el muro impenetrable de los contingentes, el apoyo de las ayudas ocasionales de la sobrevaloración del tipo de cambio o las permanentes que incorporaban nuestras Leyes de protección a la industria nacional.

2) La reglamentación intervencionista del Estado de la actividad económica. Las decisiones de los de los agentes económicos del país durante la vigencia de ese modelo estuvieron empapeladas por las previas decisiones discrecionales de la Administración Pública.

3) No comprometer la estabilidad de precios ni con un sistema monetario ni con políticas capaces de implantarla. Al tiempo de contar un Banco de España no operativo.
En este sentido los problemas derivados de este modelo castizo serían los siguientes: La limitación del desarrollo por la corta extensión del mercado interno, cautivo de sus producciones que no generaban el beneficio de las economías internas y externas por la limitada demanda que del interior podía recibirse; crisis graves y periódicas de la balanza de pagos por la imposibilidad/dificultad de la adaptación de las empresas a los ajustes necesarios impuestos por los cambios en las circunstancias internacionales o por los propios requerimientos del proceso interno de desarrollo. Ajustes empresariales obligados pero imposibles de realizar con la rapidez necesaria por la previa aprobación reglamentaria del Estado y, en fin, el carácter crónicamente inflacionista del proceso de desarrollo, ya que ese modelo nunca aceptó la disciplina monetaria como garantía de estabilidad.

Para solventar esta situación y lograr el paso de este modelo de economía castizo a un modelo de economía abierta tuvo lugar una larga serie de reformas. En este sentido, la primera fecha histórica de ese cambio trascendente es la del llamado Plan Nacional de Estabilización Económica de 1959.
Sus objetivos inmediatos fueron: lograr un equilibrio interno de los precios, reduciendo la inflación y las expectativas alcista que dominaban la escena española de 1959 ; liberalizar el comercio exterior y conseguir la convertibilidad de la peseta para facilitar los intercambios y liberalizar la actividad económica interna eliminando el intervencionismo. El fin último era la integración en la economía internacional, empezando por la Comunidad Europea.

Es ocioso decir que dichos objetivos no se cumplieron, debido entre otras cosas a la coyuntura política del país (dictadura). Sería con los Pactos de la Moncloa de 1977 y el Programa Económico a Plazo Medio del gobierno socialista de 1983 a 1988, como se conseguirían de verdad dichos objetivos.

Avanzando históricamente, podemos afirmar que los rasgos dominantes a que ha respondido y responde la Hacienda Pública de nuestra democracia son los siguientes:


- La explosión del gasto público, como indican los datos de su participación en el PIB, situados en 1975 en el 25% del total de la producción; y alcanzando un 49,1% en 1993.
- Crecimiento de la presión fiscal y el principal problema estructural: el fraude fiscal generalizado.
- Presencia de déficit público y el aumento constante de la Deuda Pública.
- Restricción presupuestaria laxa.
- Papel creciente de las Haciendas Territoriales con un sesgo favorable al déficit y una propensión creciente al endeudamiento. Papel acuciado a medida que se desarrolla el Estado de las Autonomías.
- Ingreso de España en la UE con cambios importantes en gastos y el nivel de imposición
- Ausencia de las condiciones necesarias para un funcionamiento eficiente de las empresas públicas, debido sobre todo a que las pérdidas en última instancia son financiadas por los Presupuestos Generales del Estado.

En conclusión, son en éstas áreas donde debe incidir las reformas oportunas para obtener una mejora y una Hacienda Pública más eficaz y eficiente.



jueves, 12 de noviembre de 2009

Privatización

Comentario IV / El Estado del Bienestar

El Estado del Bienestar o “Welfare State” no apareció de repente. Para encontrar sus orígenes hay que remontarse a Europa en las primeras fases de la Revolución Industrial en el siglo XIX, cuando se empiezan a abordar los temas referentes a la masa obrera (higiene y seguridad laboral, salario mínimo, etc.). Por tanto, este modelo de Estado es una construcción histórica de carácter europeo, impulsado a base de revoluciones y movimientos sociales en busca de poder desterrar algún día de nuestro vocabulario la palabra desigualdad.

Tras la Segunda Guerra Mundial, y con la “amenaza” de un Estado socialista como vecino, los distintos países de Europa comenzaron a desarrollar una cantidad ingente de políticas públicas orientadas a acabar con la desigualdad, abordando los problemas derivados de la transición de los individuos a estados vitales pasivos (vejez, desempleo, enfermedad), y respondiendo, en parte, a las reivindicaciones históricas del movimiento obrero. La ejecución de todas estas políticas públicas supuso, y supone un enrome crecimiento del gasto público (en partidas destinadas a protección social), y un constante aumento de personas dependientes. Asimismo, se entra en un periodo de paz social sin precedentes.

Abordados los problemas “históricos”, otrora dramáticos, surgen otros nuevos. La terciarización de las economías europeas, las amenazas de la globalización (deslocalización industrias, etc.), los flujos migratorios, o una excesiva burocratización del sistema, conforman un conglomerado de problemas para el Estado del Bienestar, cuya legitimación se resiente. Si bien en la conciencia colectiva europea el bienestar es innegociable, y un sistema del que sentirse orgulloso, son muchas las voces (liberales) críticas al mismo, por su elevado gasto social, pos su supuesta ineficacia e ineficiencia a la hora de resolver conflictos, etc. Esto unido con la potenciación interesada de un individualismo brutal, hace que los cimientos del Estado del Bienestar se tambaleen.

No obstante, y lejos de volver a modelos históricos previos (aunque como en el caso de las precarias condiciones laborales, algunos/as estén muy interesados), la solución a los problemas del Estado del Bienestar pasa por redefinir el mismo, y no me refiero a jibarizarlo, a minimizarlo, me refiero a profundizar en él, a complementar los objetivos básicos, y a centrarse en la mejora de las respuestas públicas a problemas colectivos. Como bien dice el autor del texto, lo primordial es la concienciación de las sociedades europeas, a través de la educación y de políticas centradas en conciliación socio-laboral-familiar y la inclusión y movilidad social, en torno a la idea de lo colectivo. La potenciación de la empatía y de la colectivización de los problemas individuales. Actualmente el Estado del Bienestar no es sostenible, es necesario, es imprescindible. Desprenderse del mismo sería un suicidio colectivo. Hay que redefinir y actualizar el pacto social, no volver al estado de naturaleza hobbesiano.



.Imagen: Mofa sobre el concepto de PRIVATIZACIÓN


sábado, 7 de noviembre de 2009

Comentario I / Presupuestos Generales Estado

En una primera aproximación al documento de Presupuestos Generales para el año 2010 aprobado por el Consejo de Ministros, podemos destacar tres aspectos fundamentales.

En primer lugar, se reducen porcentajes de gasto en inversión, tanto en infraestructuras como en I+D+i, cayendo un 9,4% respecto del ejercicio anterior. Estos datos ponen en cuestionamiento el supuesto cambio de modelo pro
ductivo que quería lograr el Gobierno de J.L.R. Zapatero mediante la todavía no concretada Ley de Economía Sostenible. En este proceso de austeridad presupuestaria, se reducen también gastos en los ministerios más alejados de la protección social (Cultura, Ciencia, Medio Ambiente, Defensa...).

La posible explicación a tales medidas podría ser la necesidad de responder al aumento de gastos corrientesPlan E y al desempleo. Una d
euda pública que asciende al 62,5% del PIB, un déficit del 8,1% y la caída de ingresos por impuestos directos (12,5% IRPF) e indirectos (38,4% IVA) son argumentos "de peso" a la hora de realizar recortes.

En segundo lugar, junto con los recortes el Gobierno ha decidido aumentar determinados impuestos, tocando el IVA y el que afecta a las ren
tas de capital, además de la supresión de la deducción de los 400 euros en el IRPF. debido sobre todo al

En España hay tres tipos diferentes de IVA: el general, que grava bienes que no son de primera necesidad sin distinguir su valor. Así, el impuesto es el mismo para clases altas y bajas si compran, por ejemplo, un coche, sea un Lamborghini Diablo o un Seat Panda. El reducido, que grava determinados servicios como la hostelería y el turismo; y el superreducido, para bienes básicos como el pan y la fruta.

La supresión de los 400 euros supondrá aumentar los ingresos en 5.700 millones de euros; asimismo, subirá en dos puntos el régimen general del IVA, del 16% al 18%, así como el tipo reducido, que se incrementará del 7% al 8%. Con ello, el Gobierno prevé recaudar 5.100 millones más.

Respecto a la tributación de las rentas de capital, esta será progresiva. Los primeros 6.000 euros tributarán al 19% en vez de al 18%, y el resto al 21%.

El Gobierno prevé una caída del 3,6% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2009. Por ello, los presupuestos incluyen un aumento de la fiscalidad para paliar la caída de los ingresos en el actual momento de crisis, y un descenso del gasto del 3,9% para reducir el déficit de la administración central del Estado del 5,7% previsto anteriormente al 5,4%, es decir, 57.248 millones de euros en total.

Así, los ingresos del Estado alcanzarán después de la cesión a los entes territoriales los 121.626 millones de euros, mientras que los gastos se situarán en 185.249 millones de euros.

La deuda pública del conjunto de las Administraciones, que actualmente ronda el 53,4%, se elevará en 2010 al 62,5% del PIB, "20 puntos menos que la media europea". La deuda del Estado será del 41,7% del PIB a final de año y del 49,1% en 2010.

Por otro lado, y en tercer lugar, puede que los presupuestos de 2010 obtengan un mayor apoyo en el Congreso que en los últimos años. El Gobierno tiene ya el voto de Coalición Canaria tras el plan para las islas aprobado el viernes. En el Pleno se asegurará el voto del PNV votando a favor de la toma en consideración de una proposición de ley del Parlamento para blindar el concierto vasco.

En paralelo, el portavoz socialista, José Antonio Alonso, negociará con todos los grupos con el objetivo de superar el debate de totalidad con más apoyo que el año pasado: PNV. CC, BNG, ERC, IU, ICV, Nabai y UPN. Es decir, sólo se opondrían PP, CiU y UPyD. Sería toda una bocanada de oxígeno para Zapatero.

Por último, y a modo de anécdota, parece que el Gobierno no se ha dado cuenta de la reducción que sufre la inversión en I+D+i, en el siguiente enlace se puede comprobar:

http://www.meh.es/es-ES/Prensa/En%20Portada/2009/Paginas/Presentacion_PGE2010_Congreso.aspx